I_
Las playas del ser proyectan el universo
ilustrado:
EL SIEMPRE ORDEN NATURAL
Fungibles unidades bióticas enchufadas
todas
a la cosa;
la sinapsis universal relampaguea
completa y ruidosa
en cada alma,
incluso en las muertas; y en cada útero
industrializado.
II_
Cosificación del hombre por voluntad
propia;
¿Quien
lame mis orejas y humedece mis ojos?
El ritmo de acero galopa ya por jardines
y hamacas;
las futuras piezas esperan fundirse en
las butacas,
en las sillas, en las cremalleras viales,
en el crisol social;
la necesidad de estabilidad ante el
abismo del deseo individual
encuentra su justificación
en el llanto y la leche materna;
la angustiosa sed sucumbe en el seno del
discurso.
III_
La genérica propaganda envasada en
arquitectura,
misiles y pantallas discursea autoritaria;
LA UNIDAD ES LA FUERZA
El elemento útil obligado a producir el
capilar lenguaje;
a reproducirse cautivo entre la
propaganda
y la obligación de comer pasto del campo
moral;
nada no es más que el todo sin cosificar;
“lo que espera ser” absorbido;
“serás
más feliz
y más fuerte”
IV_
La urna y la publicidad han proclamado
victoria absoluta en cada
bloque de concreto cultural; sus
productos discursivos finalizan
en el monopolio de las ideas;
una urna y una pantalla es toda la
lealtad requerida.
La cultura se legitima con el valor de lo
opuesto y la obediencia;
la ilusoria oposición es la seca de la
misma moneda.
V_
El arte moral conforma la espina dorsal
del progreso y el orden;
el efecto logrado por la estilización de
la técnica
resulta menos violento y disuasivo
que los gases y los caballos;
el reconciliado arte
con la realidad objetiva es un clavo muy
profundo en la arquitectura
gobernante;
la figura del artista como símbolo y
punta del clavo
suplanta definitivamente el carácter
abstracto del
arte.
El arte puede morir porque ahora es de
carne.
Cualquier erupción de arte individual es
sofocada
por los artitas:
la columna de elite;
EL ARTE HA DEJADO DE SER ESENCIA DEL
HOMBRE
PARA SER EXISTENCIA DE POCOS.