allá
van los pájaros
a caerse a pedazos
en la tarde;
llenan las copas de los árboles
como hojas vivas,
sacuden los plumajes
por última vez,
antes que el sueño amanse
un sol como aquél;
a prisa vuelan dos aves
al nido alejado,
en las copas, los pájaros,
un ultimo pestañar cálido
esperan atentos,
lo que siempre sucede
-el sol
se pierde-
el azul,
silencia un cielo huérfano,
una mágica hora
que no es noche aún,
los abriga.
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