no hay cosa
aquí
que no sea espejismo;
nada que no sea
una
continua proyección;
una sustancia que a diario
nos incluye
entre espacios vacíos;
así las cosas
son:
hijas de una ocupación
fantasma;
un brillo nocturno
no es el carbón en las minas
o la combustión
que genera energía,
ni siquiera el incandescente
filamento;
este continente
nada significa
para las formas simples
de vida,
ni para los minerales;
nada para mí
que sin querer me he salido
una vez;
cuando niño a la sombra,
corría
como mancha,
sentí en mis dedos tocar
la espalda al mundo;
mi cuerpo
siguió fugaz
tras mis hermanas
pero yo ahí
quede,
oculto
con todo lo demás;
vieron mis ojos
el barro que nunca será América;
a las piedras las oí respirar;
me supe testigo de un tiempo
inmediato al mío,
mucho más viejo,
aun más perdurable,
uno demasiado despacio
para notarlo;
algo familiar
llamo mi atención,
un pequeño eco,
un frágil reflejo de luz;
era todo el continente
volviendo a mí;
pregunto a ustedes:
¿los detalles de una conquista,
no son acaso
espacios vacíos?
¿entonces
un brillo externo
sea quizá
nuestra única forma?
¿sea quizá
la promesa de actualizarnos?
No hay comentarios:
Publicar un comentario