voy bajando,
sed
y orilla glauca
y clamor de tímpanos;
voy bajando América
armada,
miserable, violenta,
disociada;
voy
bajando contenedor:
de conquistas y generalitos
de uniformes y banderas
de fronteras y naciones
de niños soldados
de encapuchados
de militarismo y dominación;
voy dejándote
con tus berretines
empuñando aliento a pólvora
y noche insomne;
porque en esta orilla
apenas tibia
se alumbran otras cosas
donde decir:
que soy un hombre
que da la espalada a este contenedor,
que se niega a beber un trago más
de él,
que no siento estima por ningún
mineral
y que aborrezco vestir otra piel
que no sea la mía,
que no cargo munición ni bandera
ni ganas de matar,
que me siento seguro sin representación
que solo quiero amar y ser amado
y trabajar con vista al sol;
y voy bajando
mientras clarea esta orilla
sin referencia cardinal
-¡el lenguaje respira!-
amanece
amanece un contenido,
un contenido mitológico
sobre esta tierra sin nombre
y sobre la tierra Americana,
porque ambas tierras son parte
del mismo hombre deprimente
de su arritmia espiritual,
la América que hiela el pecho
este bostezo escombro
echado en tierra anónima;
voy a narrarte todo
lo que vea acá
desde la orilla
hasta apedazar la noche Americana
y volar su sueño a lo más alto
a licuarlo.