me
acerco a una ocupación más sutil
más
ligera
los
ventanales empañados en ceniza
convidaran
por siempre el seco gusto de
las
maquinarias
sin
pestañar los despido, sabiendo
que
no serán los últimos bosques humanos
ni
mis últimas colillas por machucar
que
esperan camuflarnos bajo instituciones
excavadas
del trabajo pesado
la
trama del tiempo nos tiende una mano
fácil
de
candado abierto a mis ojos sin cierre
encendidos
a tanto anticipo por lo que vendrá
pocas
cosas
nos unen
sin
ensamblarnos al paisaje
pocas
cosas
la
velocidad con la que creció esta cáscara
nos
sigue pareciendo hermosa
maquinaría
veloz
humana
un
tren de carga a toda prisa
a estrellarse
-algún día-
en
otro amanecer automático
seguimos
erguidos como lo hacen las
lápidas
al
borde de los bosques de herrumbre y
hormigón
todavía
se oye un canto en los fríos ecos
del
salto fabril del último siglo
son
días de ocio para nuestras fibras ópticas
detrás
de las tardes
cuando
descienda el brillo
nos
concentraremos fantasmales
al
pecho
todos
esos pormenores hechos mitos
multitudes
de
esta ideología holográfica
desde
este abismo
la
conciencia espía al mundo
nos
queda sujetarnos a la caída
para
no desplomarnos en ciudades
¿qué
le espera al ser vivo
en paisajes de cemento?
al
fuego que nos trajo hasta acá
es
al que hay que atizar
antes
que su encanto
pierda
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