jueves, octubre 25, 2012

Adiós a la industria

¡papá, hay que ofrecer al mundo
otra clase de hombre!

lejos ya, del simulacro
de lo sucesivo,

del esmerado énfasis de etenidad;

que el hombre es al tiempo
una absurda
reducción,

quizás con suerte, una metáfora 

o la partícula de muchos destinos
individuales;

cualquier historia del hombre
está pérdida

desde el instante en que se enuncia,
incluso antes;

en vano intentar desprender
o guardar

un decir de pasado, incluso de porvenir;

lo mismo anticipa el poema:
la colección de toda una especie
es una sola imagen;

ahí la vergüenza,
después
una vida completa

sin otra percepción o emoción

que las ya agotadas
hasta en sueños;

pero pa, percibí la identidad
como un brevísimo
pestañar; 

basta ese liviano presente
para aniquilar
la inmovilidad bautizada hombre;

basta la voluntad
para
vaciarnos

y después veremos.

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