jueves, octubre 25, 2012

Adiós a la industria

¡papá, hay que ofrecer al mundo
otra clase de hombre!

lejos ya, del simulacro
de lo sucesivo,

del esmerado énfasis de etenidad;

que el hombre es al tiempo
una absurda
reducción,

quizás con suerte, una metáfora 

o la partícula de muchos destinos
individuales;

cualquier historia del hombre
está pérdida

desde el instante en que se enuncia,
incluso antes;

en vano intentar desprender
o guardar

un decir de pasado, incluso de porvenir;

lo mismo anticipa el poema:
la colección de toda una especie
es una sola imagen;

ahí la vergüenza,
después
una vida completa

sin otra percepción o emoción

que las ya agotadas
hasta en sueños;

pero pa, percibí la identidad
como un brevísimo
pestañar; 

basta ese liviano presente
para aniquilar
la inmovilidad bautizada hombre;

basta la voluntad
para
vaciarnos

y después veremos.

viernes, octubre 05, 2012

Avecina una tormenta


una que sacuda tus canas,
de cargar siglos famélicos 
en el lomo celeste;

que arranque las fermentadas raíces
que atajan tus ánimos;

púrpura avecina en el horizonte
la que viene
a sacudir la alfombra,

a barajar multitudes pasivas,
a volarte las pesadas chapas;

o una posibilidad 
para curar esa angina de tragar doble
la vida,

de levantar del escombro cuerpo
tu dignidad;

su nebulosa de heladas gotas
te hará olvidar
el caluroso sueño,

y abrirás vos
la boca en la historia;

remontaran
tu alma, barriletes salvajes,

hacia

distancias sin aislamientos,
arquitecturas amables,
horizontes libres;

se llevará la tormenta bramante,
polvaredas viciosas de anteriores siglos;

un océano fantasmal
desplomará
en las bestias,

de un sitio a otro irá;

después mariposa, al sol herida
será historia.

lunes, octubre 01, 2012

El resto

allá
van los pájaros

a caerse a pedazos
en la tarde;

llenan las copas de los árboles
como hojas vivas,

sacuden los plumajes
por última vez,

antes que el sueño amanse
un sol como aquél;

a prisa vuelan dos aves
al nido alejado,

en las copas, los pájaros,

un ultimo pestañar cálido
esperan atentos,

lo que siempre sucede

-el sol
se pierde-

el azul,
silencia un cielo huérfano,

una mágica hora
que no es noche aún,

los abriga.