sábado, febrero 02, 2013

En residencia


No darme más que un número
y soltarme del cinto
para asir del alma
la porción más exquisita.

Arrojarme en la mesita de luz;

el carnet y la foto con mi rostro
y el hombre sentado al borde
en la cama son un mismo cuerpo

con sus extremos dormidos
tan pesados,
tan dormidos.
Mi nuevo cuerpo elaborado
de la receta más vieja.

Moverme al alba por temor al hambre
y al papel;
relajarme e indicar:
Que todo esta bien.

Mentirme en un rincón del estado
donde el peso existe
aun sin gravedad

y llamarlo vivienda.

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