¿Desde cuando se admiraba al necesario,
al afanado,
al que invade cotidianeidad con avidez?
¡Hombres sin pulpa: cosas rígidas!
Jamás me parecían convenientes
sus valores, o caprichos,
Acarrearan sandez o hálito de renovación.
[El soplo es mió que fluyo y duermo a gusto.]
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